Manifiesto por la paz
Toda la familia marista, estudiantes, profesorado, hermanos, obras sociales, trabajadores, catequistas, monitores, animadores y familias, preocupadas por la persistencia de conflictos y la proliferación de la violencia, de conductas de intolerancia en nuestras sociedades y en diversas partes del mundo, así como por la existencia del terrorismo y la guerra, verdaderos azotes de la humanidad;

Preocupados por la extensión de la intolerancia hacia las personas diferentes, sobre la que se asientan infinitas conductas de discriminación, odio y violencia que dañan la dignidad de la persona, su libertad e igualdad de derechos que son inherentes a todos los seres humanos, impidiendo una convivencia en tolerancia y concordia;
Reconociendo que la paz no solo es la ausencia de conflictos, invitamos a toda la ciudadanía y a las instituciones democráticas a fortalecer su compromiso con la Cultura de Paz, que implica:
El respeto a la vida, el fin de la violencia y la promoción y práctica de la no violencia por medio del diálogo, la cooperación, y en especial de la educación para la Tolerancia y la Paz. El respeto pleno a la dignidad de la persona y la defensa y promoción de los Derechos Humanos y las libertades fundamentales, y el compromiso con la resolución pacífica de los conflictos. El respeto de la igualdad de derechos y oportunidades de mujeres y hombres, y del derecho de todas las personas a la libertad de expresión, opinión e información, impidiendo toda forma de abuso y agresión escudados en las mismas. El respeto y la promoción de la solidaridad y del derecho al desarrollo humano y a la protección del medio ambiente para las generaciones presentes y futuras. La adhesión a los principios de libertad, justicia, democracia, tolerancia, solidaridad, cooperación, pluralismo, diversidad cultural y social, diálogo y entendimiento a todos los niveles de la sociedad y entre las naciones, animados por un entorno que favorezca la paz y la no violencia.
En consecuencia, recordamos la importante responsabilidad que tienen en el compromiso de impulsar una cultura de convivencia y paz en la humanidad; y de igual manera, la responsabilidad y el papel informativo y educativo de los medios de difusión en promover esta cultura de paz, el compromiso pleno que debe ejercer la sociedad civil en su desarrollo y la responsabilidad de los gobiernos cuya función es primordial en la promoción y fortalecimiento de la cultura de la convivencia, tolerancia y de la paz.
A los gobernantes y a cuantos tienen responsabilidades políticas y sociales, a los pastores y a los animadores de las comunidades eclesiales, como también a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, como maristas de Champagnat hacemos un llamamiento para que sigamos avanzando juntos con valentía y creatividad por estos tres caminos: el diálogo entre las generaciones, la educación y el trabajo. Que sean cada vez más numerosos quienes, sin hacer ruido, con humildad y perseverancia, se conviertan cada día en artesanos de paz. Y que siempre los preceda y acompañe la bendición del Dios de la paz.
